MARÍA VILLAVERDE: ¿Por qué escogió la carrera de Comunicación Audiovisual?
ANA IBÁÑEZ: Desde siempre me ha encantado leer y escribir. De pequeña, con 6 o 7 años ya hacía mis “pinitos” escribiendo cuentos en una de esas máquinas de escribir antiguas. Además, uno de mis juegos favoritos era construirme una tele con una caja de cartón, meterme dentro, y presentar informativos, programas… Yo creo que la vocación, o el gusto por “comunicar”, ya me venía de serie. Después, en el instituto, tanto los profesores como el orientador me animaron a decantarme por esa rama que, además, me apasionaba.
M.V. Y se decidió por la Universidad de Navarra.
A.I. Por ser un centro de referencia. Sabía que en ella habían estudiado periodistas a los que yo ya admiraba. Si a eso le sumas que está en una ciudad tan acogedora como Pamplona y las instalaciones que tiene, no tuve dudas.
M.V. ¿Piensa que lo que estudió en esta universidad era lo más adecuado para desarrollar su profesión?
A.I. Sin duda. Era lo que quería y, lo más importante, lo que me gustaba. También es verdad que hasta que no sales al mundo laboral no terminas de conocer bien lo que supone moverse en una redacción. Por eso son tan importantes las prácticas. Aprovechar los veranos para conocer el “mundo real”. La universidad te da las claves. Lo que vives fuera, la experiencia.
M.V. ¿Cómo la definiría en una frase?
A.I. Es más que un lugar, es una oportunidad que no hay que dejar pasar.
M.V. Comunicar es…
A.I. Comunicar es transmitir. Hacer llegar el mensaje… ¡y que se entienda! Y en eso influyen muchos factores, pero hay una premisa fundamental: Para comunicar bien hay que saber de lo que se habla. Si no lo entiendes tú, difícilmente lo harán los demás.
M.V. ¿Considera que su profesión encaja o distorsiona las exigencias demandadas por la sociedad actual y futura?
A.I. Vivimos en la sociedad más informada de la historia por el amplio abanico de medios de los que disponemos para “estar al día” en cualquier momento y lugar. Pero “más” no significa necesariamente “mejor”. Yo creo que lo más importante que tiene un periodista es su credibilidad. Cuesta ganarla y se pierde rápido si no eres honesto y riguroso. Con esto quiero decir que tenemos que ejercer nuestra profesión con responsabilidad, siendo conscientes de su importancia y de la responsabilidad que tenemos con la gente. Nuestro trabajo debe consistir en trasmitir una información clara y veraz para que el lector, oyente o espectador, de forma libre, se forme su propia opinión.
M.V. ¿Cuál es el primer recuerdo que le viene a la memoria de sus años de carrera?
A.I. El primer día. Los nervios. Las ganas de empezar. Recuerdo el viaje en autobús entre la residencia María Inmaculada, al lado de la plaza de toros, y la facultad. ¡Qué largo se me hizo! Recuerdo que antes de cruzar las puertas del edificio de Comunicación me paré un momento delante y pensé: “Ana, que este momento no se te olvide”. Me decía a mí misma, ¡soy universitaria! Tenía el estómago revuelto, el corazón me iba a mil, no había dormido mucho… Vamos, que estaba de los nervios. Además no conocía a nadie. Pero sabía que estaba comenzando una etapa muy importante de mi vida.
M.V. ¿Tuvo alguna situación “tierra trágame” en esa etapa tan importante?
A.I. Fue un día en el que mi grupo tenía que presentar un trabajo ante la clase para la asignatura “Deontología de la Comunicación”… y ¡no lo habíamos hecho! El problema fue que nos equivocamos de fecha. Pensábamos que nos tocaba la semana siguiente. Tuvimos que hablar con la profesora, explicarle qué es lo que había pasado. Y menos mal que fue comprensiva. Nos dio de tiempo hasta el día siguiente. Nada más salir de clase nos fuimos a casa de una de mis compañeras y allí nos pegamos hasta casi las 6 de la mañana trabajando sin parar. Su madre, la pobre, nos sacaba leche caliente y galletas… El esfuerzo mereció la pena porque al final nos pusieron buena nota. Ahora cada vez que nos juntamos lo recordamos y nos reímos.
M.V. Cuando recuerda su época universitaria como estudiante, ¿de qué se siente orgullosa?
A.I. Me sentí orgullosa de que me admitieran en la universidad, de los amigos que hice y que aún conservo, de haberme sacado con relativo éxito la carrera… Es difícil quedarse sólo con una cosa porque fueron años muy buenos.
M.V. ¿Cambiaría algo de aquellos años?
A.I. Yo creo que no. Me lo pasé tan bien que los 4 años se me pasaron volando, pero siempre quedan para el recuerdo los buenos momentos. Eso sí, lo que no echo nada de menos es el agobio de la época de los exámenes.
M.V. ¿Un consejo de “madre” que le daría a un alumno actual o futuro o a quien esté empezando en el mercado laboral?
A.I. ¡Qué no hay que desanimarse nunca! Por muy mal que estén las cosas. Hay que luchar, tirar para adelante y apostar por lo que se quiere. El Periodismo nunca ha sido un mundo fácil, con la crisis menos, pero si es tu vocación hay que apostar por ella. Pocas cosas hay tan gratificantes que trabajar en lo que te gusta. Y ya puestos a dar consejos: Que os mantengáis bien informados (fundamental), que cultivéis vuestra curiosidad y que ¡hagáis prácticas!
M.V. Si le digo que “yo también quiero ser como usted”, ¿qué me diría?
A.I. ¡Qué es un halago! Pero a continuación te diría que aunque todos tenemos referentes y está muy bien fijarse en los profesionales a los que admiramos, cada uno somos únicos e irrepetibles. Te animaría a explorar tus puntos fuertes, reconocer los débiles para mejorarlos y animarte a trabajar para que alguien, en algún momento, te llegue a decir a ti lo mismo.