Llamaste a mi puerta un amanecer lúcido de enero
Te abrió mi delirio
Se ocasionó un revuelo
Arriesgué al desafío
Volabas alto y con brío
El tiempo se hizo distancia
Me lanzaste al vacío
Ahora, en mi sano injuicio,
miro de nuevo tus ojos
En las profundidades de tu iris,
no me reconozco
Hoy echo a volar mis gritos
Enjaulados, se rendían ilesos
a tu sentido
Qué locura
Todavía cautiva de tus miedos,
abandonada a un duelo eterno,
vuelves a ofrecerme otras alas
Te contaré
Mi mente con taras apremia
la lección de vida equivocada
Qué locura
Hacer uso tuyo sin cordura,
Libertad