05 de noviembre de 2012

ENTREVISTA A ANA IBÁÑEZ

“Comunicar es transmitir (…) Para comunicar bien hay que saber de lo que se habla. Si no lo entiendes tú, difícilmente lo harán los demás”.

Ana Ibáñez es licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra y Máster en Periodismo de Televisión en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Empezó su andadura periodística en 1999 como locutora de radio, pasando por varios medios de comunicación:  Net 21 Radio en Pamplona, Cadena SER, Radio Euskadi en Bilbao, Radio Navarra – COPE y Cadena 100. En 2006 entró a formar parte de la plantilla del canal 24 horas de TVE, donde ha presentado el informativo de madrugada, La noche en 24 horas, La tarde en 24 horas, el programa España en 24 horas, La mañana en 24 horas, el programa Conservatorios, el Telediario Matinal, España Directo y La mañana. En 2013 fue galardonada con el Premio Iris.

MARÍA VILLAVERDE: ¿Por qué escogió la carrera de Comunicación Audiovisual?

ANA IBÁÑEZ: Desde siempre me ha encantado leer y escribir. De pequeña, con 6 o 7 años ya hacía mis “pinitos” escribiendo cuentos en una de esas máquinas de escribir antiguas. Además, uno de mis juegos favoritos era construirme una tele con una caja de cartón, meterme dentro, y presentar informativos, programas… Yo creo que la vocación, o el gusto por “comunicar”, ya me venía de serie. Después, en el instituto, tanto los profesores como el orientador me animaron a decantarme por esa rama que, además, me apasionaba.

 

M.V. Y se decidió por la Universidad de Navarra.

A.I. Por ser un centro de referencia. Sabía que en ella habían estudiado periodistas a los que yo ya admiraba. Si a eso le sumas que está en una ciudad tan acogedora como Pamplona y las instalaciones que tiene, no tuve dudas.

 

M.V. ¿Piensa que lo que estudió en esta universidad era lo más adecuado para desarrollar  su  profesión?

A.I. Sin duda. Era lo que quería y, lo más importante, lo que me gustaba. También es verdad que hasta que no sales al mundo laboral no terminas de conocer bien lo que supone moverse en una redacción. Por eso son tan importantes las prácticas. Aprovechar los veranos para conocer el “mundo real”. La universidad te da las claves. Lo que vives fuera, la experiencia.

 

M.V. ¿Cómo la definiría en una frase?

A.I. Es más que un lugar, es una oportunidad que no hay que dejar pasar.

 

M.V. Comunicar es…

A.I. Comunicar es transmitir. Hacer llegar el mensaje… ¡y que se entienda!  Y en  eso influyen muchos factores, pero  hay una premisa fundamental: Para comunicar bien hay que saber de lo que se habla. Si no lo entiendes tú, difícilmente lo harán los demás.

 

M.V. ¿Considera que su profesión encaja o distorsiona las exigencias demandadas por la sociedad actual y futura?

A.I. Vivimos en la sociedad más informada de la historia por el amplio abanico de medios de los que disponemos para “estar al día” en cualquier momento y lugar. Pero “más” no significa necesariamente “mejor”. Yo creo que lo más importante que tiene un periodista es su credibilidad. Cuesta ganarla y se pierde rápido si no eres honesto y riguroso. Con esto quiero decir que tenemos que ejercer nuestra profesión con responsabilidad, siendo conscientes de su importancia y de la responsabilidad que tenemos con la gente. Nuestro trabajo debe consistir en trasmitir una información clara y veraz para que el lector, oyente o espectador, de forma libre, se forme su propia opinión.

 

M.V. ¿Cuál es el primer recuerdo que le viene a la memoria de sus años de carrera?

A.I. El primer día. Los nervios. Las ganas de empezar. Recuerdo el viaje en autobús entre la residencia María Inmaculada, al lado de la plaza de toros, y la facultad. ¡Qué largo se me hizo! Recuerdo que antes de cruzar las puertas del edificio de Comunicación me paré un momento delante y pensé: “Ana, que este momento no se te olvide”. Me decía a mí misma, ¡soy universitaria! Tenía el estómago revuelto, el corazón me iba a mil, no había dormido mucho… Vamos, que estaba de los nervios. Además no conocía a nadie. Pero sabía que estaba comenzando una etapa muy importante de mi vida.

 

M.V. ¿Tuvo alguna situación “tierra trágame” en esa etapa tan importante?

A.I. Fue un día en el que mi grupo tenía que presentar un trabajo ante la clase para la asignatura “Deontología de la Comunicación”… y ¡no lo habíamos hecho! El problema fue que nos equivocamos de fecha. Pensábamos que nos tocaba la semana siguiente. Tuvimos que hablar con la profesora, explicarle qué es lo que había pasado. Y menos mal que fue comprensiva. Nos dio de tiempo hasta el día siguiente. Nada más salir de clase nos fuimos a casa de una de mis compañeras y allí nos pegamos hasta casi las 6 de la mañana trabajando sin parar. Su madre, la pobre, nos sacaba leche caliente y galletas… El esfuerzo mereció la pena porque al final nos pusieron buena nota. Ahora cada vez que nos juntamos lo recordamos y nos reímos.

 

M.V. Cuando recuerda su época universitaria como estudiante, ¿de qué se siente orgullosa?

A.I. Me sentí orgullosa de que me admitieran en la universidad, de los amigos que hice y que aún conservo, de haberme sacado con relativo éxito la carrera… Es difícil quedarse sólo con una cosa porque fueron años muy buenos.

 

M.V. ¿Cambiaría algo de aquellos años

A.I. Yo creo que no. Me lo pasé tan bien que los 4 años se me pasaron volando, pero siempre quedan para el recuerdo los buenos momentos. Eso sí, lo que no echo nada de menos es el agobio de la época de los exámenes.

 

M.V. ¿Un consejo de “madre” que le daría a un alumno actual o futuro o a quien esté empezando en el mercado laboral?

A.I. ¡Qué no hay que desanimarse nunca! Por muy mal que estén las cosas. Hay que luchar, tirar para adelante y apostar por lo que se quiere. El Periodismo nunca ha sido un mundo fácil, con la crisis menos, pero si es tu vocación hay que apostar por ella. Pocas cosas hay tan gratificantes que trabajar en lo que te gusta. Y ya puestos a dar consejos: Que os mantengáis bien informados (fundamental), que cultivéis vuestra curiosidad y que ¡hagáis prácticas!

 

M.V. Si le digo que “yo también quiero ser como usted”, ¿qué me diría?

A.I. ¡Qué es un halago! Pero a continuación te diría que aunque todos tenemos referentes y está muy bien fijarse en los profesionales a los que admiramos, cada uno somos únicos e irrepetibles. Te animaría a explorar tus puntos fuertes, reconocer los débiles para mejorarlos y animarte a trabajar para que alguien, en algún momento, te llegue a decir a ti lo mismo.

«Lo más importante que tiene un periodista es su credibilidad. Cuesta ganarla y se pierde rápido si no eres honesto y riguroso”.

M.V. ¿Cómo le gustaría que le recordaran sus amigos y familiares más allegados?

A.I. En lo profesional, como una persona trabajadora, que aprendió de sus errores y que nunca dejó de ser constante.

 

M.V. ¿Hay algo que no le haya preguntado y considere importante para que un alumno de cualquier rama de la comunicación afronte los estudios?

A.I. Quizás qué ingredientes hacen falta para afrontar esta etapa de vuestras vidas con éxito. Ilusión. Eso no debe faltar nunca. Cierta tolerancia a la frustración, porque no todas las cosas salen a la primera. Pero sobre todo constancia. Además los cuatro años de carrera pasan muy rápido, tenedlo en cuenta. Y aunque hay que sacar todo el provecho posible, en lo académico, en estos años disfrutad también un poquito, sin descuidar los estudios, del ambiente universitario.

 

M.V. ¿Y algo que no le he preguntado y considere relevante para la profesión?

A.I. ¿Qué se entiende por Periodismo hoy en día? ¿Qué podemos hacer los periodistas para situar nuestra profesión al nivel que se merece? Dos preguntas para la reflexión y en las que cada uno debe pensar…

 

M.V. Trabajando diariamente frente a las cámaras, ¿ha tenido alguna vez “miedo escénico”? 

A.I. ¡Muchas veces! Pero el “miedo” poco a poco se va convirtiendo en “respeto”. Y eso no hay que perderlo nunca, porque significa que te sientes responsable de lo que haces y quieres hacerlo bien. ¿Y cómo se superan los miedos? Pues enfrentándote a ellos y también dándote un pequeño margen para equivocarte. Cometer errores no es malo, es necesario para aprender. Tomas nota y sigues adelante.

 

M.V. ¿Cuál es su regla de oro para dirigir bien un debate?

A.I. Para mí es fundamental el respeto y la educación. A la hora de dirigirlo y a la hora de que los participantes expongan sus ideas. Hay que respetar los turnos de palabra en la medida de lo posible, aceptar que no todos piensan como tú…  Y al moderador le corresponde ser equitativo en el reparto de los tiempos. Y “estar puesto” en el tema en cuestión, para plantear las preguntas que a los espectadores les interesan.

 

M.V. Muchas veces se afirma que la televisión es un medio de comunicación en el que no se cuida la calidad de sus contenidos pero, sin embargo, también es de los más consumidos por la audiencia. ¿Usted afirmaría, por el contrario, que la televisión es el mejor medio de comunicación?

A.I. El mejor no lo sé. El favorito de la sociedad, posiblemente. Aunque internet ya le pisa los talones. Respecto a los medios convencionales, prensa y radio, la tele  tiene el poder de la imagen pero carece de la inmediatez de la radio. Personalmente me gusta mucho como medio de entretenimiento, también para informarme, pero si hay un medio que irremediablemente engancha si trabajas en él, ese es la radio.

 

M.V. ¿Cree que sus expectativas profesionales han sido colmadas?

A.I. He tenido la gran suerte de trabajar en diferentes medios, de toparme con grandes compañeros y profesionales de los que he aprendido mucho. Lo sigo haciendo cada día. Además, nunca me ha faltado trabajo, un trabajo que me encanta.  Soy consciente de lo afortunada que soy y lo tengo presente cada día. Pero sólo tengo 31 años, me queda mucho por hacer todavía… Y en ello estamos.

 

M.V. Para concluir la entrevista, y ya que tengo la suerte de compartir pueblo riojano con usted, mi pregunta más personal: ¿qué significó que la nombraran “Hija Predilecta” de Zarratón?

A.I. Un orgullo, una alegría, una responsabilidad… ¡Tantas cosas! Imposible olvidar algo así. Por la ilusión que me hizo a mí, pero sobre todo por la ilusión que le hizo a mi familia. Me acordé muchísimo de mi abuelo que, de haber estado, hubiese sido el que más orgulloso se hubiese sentido de todos. Y el cariño de la gente… ¡eso no tiene precio! Fue uno de los días más especiales de mi vida.

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